Ácido hialurónico y Botox

Ácido hialurónico y Botox

Entre las varias moléculas que contiene nuestra piel existe una, el ácido hialurónico, que se encarga de mantener hidratada y firme principalmente la piel del rostro, mediante la retención de líquidos a modo de esponja rellenando la piel desde adentro.

Alrededor de los 25 años comienza a decaer la presencia de esta molécula lo que debilita la piel y provoca la aparición de arrugas.  Las cremas que contengan esta molécula son las indicadas para el inicio de un tratamiento a edades tempranas.

El proceso de Electroporación o la inyección directa en la piel, son técnicas que requieren la participación de un profesional aunque simplemente sustituyen el natural proceso de rellenado debilitado por el transcurso de los años.

El tratamiento es rápido e indoloro por lo que no es necesario la utilización de anestesia local a menos que el paciente lo pida. Cada zona facial a tratar lleva aproximadamente unos 15 minutos.

Luego de la aplicación de ácido hialurónico la piel puede enrojecerse, aparecer hematomas o hinchazón en la zona de aplicación. En la mayoría de los casos estos efectos desaparecen luego de las 48hs posteriores a la aplicación.

El Botox es la denominación comercial de la toxina botulínica, una neurotoxina que elabora una bacteria, siendo uno de los venenos más potentes que existen, utilizada también como ‘arma química’ ya que paraliza temporalmente los músculos.

Su función en el tratamiento médico-estético consiste en su efecto de paralización muscular para evitar o disminuir la formación de arrugas por el propio movimiento de músculos alrededor de los ojos y entrecejo.

Los efectos de ambas técnicas no son permanentes, durando meses, siendo reabsorbidos por el cuerpo.  Ambos procedimientos se pueden aplicar de forma simultánea.

 

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